martes, 1 de marzo de 2016

TEXTO DEL TERCER PREGÓN DE LA JUVENTUD COFRADE 'MADRE DE LAS ANGUSTIAS, LA JUVENTUD TE ACOMPAÑA' A CARGO DE DA. ANA GARCÍA LIZARÁN

A continuación publicamos el texto íntegro del III pregón de la Juventud Cofrade que realizó nuestra hermana cofrade, Anais García Lizarán, a quien reiteramos nuestra más sincera enhorabuena por tanto amor y cariño demostrado hacia nuestra querida Madre de las Angustias.


III PREGÓN DE LA JUVENTUD COFRADE “Madre de las Angustias, la Juventud te acompaña” a cargo de Dña. Ana Isabel García Lizarán, miembro del Grupo Joven de la Iltre. y Vble. Hdad. de Ntra. Sra. la Stma. Virgen de las Angustias.


Quedan 35 días, 35 largos días de espera para verte salir por esa puerta y sentir lo que cada Viernes Santo siento por ti. Salimos de la ermita y aun así, no somos conscientes de que ya es Viernes Santo y que estamos en las calles de Vera arropándote, porque estamos todo el año esperando a que llegue y cuando verdaderamente llega, lo vivimos como si fuera un sueño.


Cada Viernes Santo espero impaciente que el reloj marque las siete de la tarde para venir hasta aquí y empezar a organizar todo. En silencio, todo el mundo en silencio, es la procesión del Santo Entierro y ya todo está preparado, comienza la estación de penitencia. La puerta de la ermita se abre y se asoma la Cruz Guía y los primeros penitentes; a continuación te esperamos para arroparte por tus calles de Vera.



Rvdo. Cura Párroco,

Iltmo. Sr. Alcalde,

Sra. Hermano Mayor y Junta de Gobierno,

Miembros del Grupo Joven,

Grupos Jóvenes y Hermandades Invitadas,

Sr. Pregonero de la Semana Santa de Vera 2016,

Hermanos y hermanas de nuestra Hermandad.

Señoras, señores, cofrades y amigos todos.

Son tantos los agradecimientos que espero que a lo largo de este pregón no se me olvide ninguno, aunque siempre alguno se olvida.

Son tantas muestras de cariño y apoyo recibido durante estos años que han sido el aliento para que hoy esta joven pregonera se estrene por primera vez. Ante todo, agradeceros a los que hoy estáis aquí compartiendo estos minutos conmigo y haceros partícipes de mis sentimientos y de mis vivencias cofrades.

A mi familia y amigos; pero, en especial, a mis padres, quienes han tenido la Santa paciencia de aguantar mi pasión por la Semana Santa y que a pesar de todos los errores que he podido cometer, siempre han estado ahí para apoyarme y enseñarme el camino correcto.

Pero mi mayor deseo es hacer que este Pregón sea de todos los cofrades, que de una manera u otra, hacemos posible que la llama de la Semana Santa siga viva en nuestros corazones todos los días del año.

Pero permitidme que este Pregón, se convierta, también, en un pequeño homenaje a una persona que hoy no podrá sentarse en uno de estos bancos, pues ya no está entre nosotros. Antonia Núñez, sé que me estas escuchando y apoyando, así que va por ti.


No sé ni como empezar, no sé cómo he llegado hasta aquí, hasta este atril, pero lo que si sé es que, tú, mi Santísima Virgen de las Angustias me has acompañado siempre durante todo este largo camino, por eso te lo agradezco con la siguiente oración:


Quiero agradecerte que estés en mi vida.

Sé que puedo contar contigo en momentos difíciles,

sé que contigo puedo compartir mis alegrías, y sé que nuestra amistad

se sustenta en mutuo amor. Que seas mi Madre y mi Amiga es el más preciado tesoro,

que agradeceré a DIOS eternamente gracias por llenar mi vida


A mis padres les debo todo, la educación que tengo y los valores que me han enseñado sobre el respeto y el amor hacía los demás, pero también me enseñaron una cosa, que para mi es la más importante y es el amor a Dios, y por eso, permitidme que esta noche os cuente una pequeña historia que lleva por título : “Las siete maravillas del mundo”.

A un grupo de jóvenes de alumnos de una escuela primaria, se les pidió que escribieran lo que ellos pensaban, cuáles eran las siete maravillas del mundo actual. A pesar de ciertas diferencias, los siguiente fueron los que más votos recibieron: Primera, las Pirámides de Egipto; segunda, el Taj Mahal; tercera, El Gran Cañón del Colorado; cuarta, el Canal de Panamá; quinta, el edificio Empire State de Nueva York; sexta, La Basílica de San Pedro y séptima, La Gran Muralla China. Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de escribir sus sugerencias, así que le preguntó si estaba teniendo algún problema con su lista. A lo que la niña respondió: Si, un poquito. No puedo terminar de decidirme, pues hay muchas. La maestra entonces le dijo: bueno pues leenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar. La joven alumna lo pensó un instante pero luego leyó. : Yo pienso que las sieste maravillas del mundo son: Primera, poder ver; segunda, poder oír; tercera, poder tocar; cuarta, poder probar; quinta, poder sentir; sexta, poder reír y séptima, poder AMAR.

Las cosas simples y ordinarias que nosotros tomamos como triviales, son sencillamente maravillosas. Las cosas más preciadas de la vida no se construyen con las mano ni se pueden comprar con dinero.

Y así es, para un cristiano, lo más importante es el amor a Dios y el amor hacía los demás y para ello, debemos amar.


Nací en una familia ”complicada” y digo complicada porque, como se dice en Vera, mi madre es sanjuanera y mi padre de la virgen, pero claro al final mi padre me llevo hasta su terreno y aquí estoy, dando el pregón de la Juventud de la Iltre. y Vble. Hdad. de Ntra. Sra. la Stma. Virgen de las Angustias.


Mi semana santa comenzaba el Viernes de Dolores. Recuerdo que estaba ansiosa porque llegara el traslado y poder acompañar a la Virgen al lado de una persona con la que me crié en esta hermandad, esa persona es Jerónima Caparrós, Moma como todos la conocemos. Cada Viernes de Dolores acompañaba a la Virgen de su mano y preparábamos las cosas para la semana grande.


Llegaba el Domingo de Ramos y mi abuela paterna, mi yoya, con ilusión, siempre me traía la palma bendecida con la que junto a mi madre acompañaba a la borriquita por las calles de Vera.


Lunes Santo, traslado de las imágenes de la Hermandad de San Juan desde la Iglesia hasta su cochera, donde se quedaban hasta que el Jueves Santo hicieran su estación de penitencia.


Al día siguiente, ya era Martes Santo, para un día muy especial. Para mi, la Hermandad Infantil y Juvenil de Jesús de la Esperanza y la Virgen de los Perdones significa mucho ya que desde que pequeña he llevado a dos de sus imágenes, a la Virgen de la soledad y unos años después, a Jesús de la Esperanza, las dos imágenes aquí presentes y muy importantes en mi vida y en mi día a día.


 Dos días después Jueves Santo. Nunca había procesionado con la Hermandad de San Juan hasta el año pasado que empecé a formar parte de la cuadrilla de la Oración en el Huerto. Desde pequeña, sentía adoración hacia esa imagen y el año pasado pude al fin llevarlo, y la sensación que tuve la primera vez al llevarlo fue indescriptible.

Madrugada y Viernes Santo. A las 7 de la mañana, sin dormir a causa de que mi padre y yo siempre vemos la Madrugá de Sevilla nos disponemos a arreglarnos para la famosa subida de Jesús. Acompaño a mi padre hasta la ermita de San Ramón, desde donde veo salir a Nuestro Padre Jesús y hasta hace 3 años salía también procesionando detrás de la Stma. Virgen de la Piedad, desde los 7 años. Desde que no salgo en la estación de penitencia acompaño a mi padre y a continuación me reúno con todas las mujeres de mi familia para ver la subida.

Después de la subida, nos disponemos a escuchar el “Pregón del Judío” y posteriormente vamos todos a desayunar los tradicionales churros con chocolate en la Terraza Carmona. Esperamos y vemos la procesión de la mañana de la Real Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Esa tarde, a las cinco de la tarde ya estaba impaciente por vestirme de penitente e irme a la ermita, pero mi madre siempre me explicaba que hasta las siete de la tarde no nos íbamos y yo no podía aguantar, estaba muy impaciente. Llegaba el momento de colocarme la túnica azul, el cinturón negro, y mi capa negra de terciopelo para que no pasara frío, pero tengo que decir que ese no era el momento que más me gustaba sino que el momento que más me gustaba era cuando mi madre me ponía mi lazo negro en el pelo. Algún año que otro mi madre, por desgracia estaba de guardia y ella no podía ni vestirme ni ponerme el lazo, y lo hacía mi padre.

Sin duda alguna lo que más recuerdo es el momento del lazo y el que más me gustaba.

Seguidamente, mi padre y yo nos colocábamos nuestras medallas y nos dirigíamos hacía la ermita. Yo me colocaba enseguida la primera con todos los niños y mi padre se iba al lado del sepulcro, imagen a la que él siempre ha tenido una devoción especial.

Imagen que tengo aquí al lado ahora mismo y que no puedo ni mirar por la emoción que me produce. Siempre he tenido devoción por la Stma. Virgen de las Angustias, una devoción más especial por el Stmo. Cristo de la Columna pero aun más por el Santo Sepulcro y todo gracias una vez más, a mi padre.


Cada vez que vengo a la ermita y puedo, me pongo a su lado y lo miro. Me siento segura a su lado y esa sensación me gusta. Al igual que tampoco puedo evitar quedarme mirando al Stmo. Cristo de la Columna, a esa mirada fija que tiene que transmite todo y por último y no menos importante, me colocó delante del altar, a tus píes Madre, y te rezo.


Al rezarte siempre me acuerdo de ti, Antoñita, como buena sanjuanera que eras, tenías una fiel devoción a la Stma. Virgen de Gracia Esperanza, virgen que cada vez que la miro, te veo reflejada en ella, pero también tenías una inmensa devoción por la Virgen de las Angustias. Eso era lo que aun te hacía más grande.

Siempre digo que Virgen solo hay una, María, nuestra madre, aunque A la Virgen siempre se le han dado como unos segundos nombres. Así pues tenemos en nuestra ciudad a la Virgen de la Piedad, a la Virgen de Gracia y Esperanza, a la Virgen de la Soledad, a la Virgen de los Perdones, a la Virgen de las Huertas… Y en todas ellas vemos reflejada la imagen de nuestra Madre, la imagen de

Pero aquí no acaba la Semana Santa Veratense, sino que dos días después, bien temprano salíamos a recibir al Señor Resucitado para acompañarlo por la calles de Vera y seguidamente asistir a la tradicional subasta.


Mi pasión hacia la Semana Santa, en especial a la Semana Santa Veratense, como ya bien he dicho antes, se la debo a mis padres. Aunque también mis amigos juegan un papel importante aquí, ya que sin ellos la semana santa no sería igual. El lazo que nos une se hace aun más fuertes en la semana grande y el lazo que nos une a Dios se hace indestructible. Y por último y no menos importante, mi pasión también se la debo a la Hermandad a la que pertenezco y a nuestro Grupo Joven. Desde que empezamos nuestras andadas en 2012 no nos hemos separado, aun teniendo nuestros más y nuestros menos, la pasión que tenemos hacia nuestra Hermandad y en especial, a nuestra Virgen hace que en los momentos más difíciles estemos más unidos que nunca.

En esta hermandad he vivido muchas cosas, desde limpiar los tronos en la cochera y subirme a ellos para poner flores con la “seño Elisabet”, preparar , asistir a conferencias realizadas por la hermandad, asistir todos los años a nuestra tradicional ofrenda floral sin faltar ni uno, realizar labores para recaudar fondos, etc. Así podría pasarme toda la noche, nombrando vivencias con esta hermandad, hasta la última vivencia que es estar dando ahora mismo el Pregón de la Juventud

Quiero darte gracias, Virgen María, por tenerme en tu regazo,

por tenerme entre tus brazos

y amarme y protegerme cada día. Tu espíritu de Madre bondadosa ilumina nuestra vida.

Tú eres, Reina Misericordiosa. Madre de Dios,

danos fe, paz y cariño como distes Tú a tu Niño,

y que venga a nosotros tu humildad. Madre mía, en lo alto del cielo tienes todas las virtudes

y hasta nosotros acudes cuando necesitamos tu consuelo. ¡Oh Madre piadosa, Virgen María!, gran ejemplo de dolor,

queremos sentir tu amor

y tener siempre tu compañía. Amen.

Pero ahora, además de hablar un poco de la Hermandad en sí y de la Juventud, quiero centrarme más en ti, mi querida Virgen de las Angustias.

Te miro y veo en tus ojos ese dolor por tu hijo que murió por todos nosotros, pero a la vez, te miro y veo todo el amor que nos regalas cada día cuidándonos y protegiéndonos.

Te vuelvo a mirar una vez más y veo esa boca entreabierta como si nos estuvieras hablando y diciéndonos todo lo que sientes por nosotros.

Te miro una última vez y te digo: Te quiero madre y a continuación te rezo tu oración:

Virgen del hermoso semblante, desolado, que recorres nuestras calles apenada; herida en el ánimo por siete espadas,

preparando el regazo para el Hijo ajusticiado. Querrías haber muerto su muerte en el Calvario, que tu sangre fuese la sangre derramada
Tú, la yaciente en la tumba sellada,

y tuyo el cuerpo envuelto en el sudario. Con mudo llanto, de negro y sola, diálogo sin palabra es tu oración,

como un rosario de cuentas de aflicción ¡Que desampara el tuyo ahora!

Con tu angustia al Padre sólo confesada glosaste la más bella lección en el tormento, ejemplo de entereza en el abatimiento, siguiendo a tu Hijo a cruz cargada.

Señora y virgen de nuestra ciudad, excelente Madre y servicial vecina que desde tu casa, hogar-ermita, cada día oyes nuestras plegarias

y a tu buena sombra nos abrigas. Persevera firme en tu amor de Madre,

a esta ciudad que te eligió por protectora a los hombres y mujeres de este pueblo. A los niños y jóvenes

para que vislumbren, como Tú, un futuro de esperanza,

y que sepan dejar un hueco en el corazón a las llamadas del Señor,

¡que hacen faltan operarios de las
A las familias para que saboreen el encanto del amor siempre nuevo,

en la delicia de la unidad,

que Tú disfrutaste con José y con Jesús en el hogar de Nazaret.

A los enfermos, los fatigados y desalentados, para que sea tu mano

paño de lágrimas en su sufrimientos, y nuestras manos sean tus manos,
y nuestros labios los tuyos,
que lleven alivio a sus penas y soledades.

A los que están o se creen marginados o excluidos, que tu regazo sea cobijo de acogida,

a través de nuestros brazos hospitalarios y fraternales, viendo con ellos el rostro de tu Hijo ensangrentado. A los responsables de la vida política,

de la educación y formación de la economía,

de la seguridad,

para que aprendan de tu discreto servicio, a ofrecer caminos de justicia,

de progreso solidario,
y de convivencia y tolerancia.

Sostén a nuestra comunidad cristiana,

con el mismo aliento que a la Iglesia madre de Jerusalén, en la proclamación del Evangelio,

en la oración perseverante, y en la fracción del pan.

Como maestra de confianza en el Padre, adiéstranos en la esperanza.

Como la discípula más aventajada del Hijo, acláranos cada día cómo vivir la fraternidad, Como testigo de las maravillas que obra el Espíritu, guíanos a caminar en su libertad.

Amén

Y por último, quiero así, darle las gracias a cada hermano de esta Hermandad, a los que no están ya con nosotros y a los que gracias a Dios, siguen aquí, porque desde el primer momento siempre me he sentido arropada y nunca me ha faltado nada con vosotros. Y por supuesto, gracias a ti, Virgen de las Angustias por cuidarme tanto, guiarme en mi camino y nunca dejarme sola, gracias.


BUENAS NOCHES A TODOS Y QUE ¡VIVA LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS!



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